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En forma para el oficio: Cómo un poco de ejercicio prolonga el ministerio

31 ENERO, 2024  |  MARK JONES

MÁS DE MARK JONES

Como en cualquier tema relacionado con la vida cristiana, hablar del ejercicio físico en la vida de un pastor corre el riesgo de dos peligros: el legalismo y el antinomianismo. Estos dos términos son difíciles de entender y aplicar, pero espero que mi punto sea simple: el pastor antinomiano no piensa que tiene mucha obligación de cuidar su cuerpo, mientras que el pastor dado a las tendencias legalistas en esta área tiene muchos mandamientos sobre cómo mantenerse en forma y saludable. Ambos pastores piensan en cosas diferentes cuando oyen hablar de un «six-pack».1

Sin embargo, con estos dos peligros en mente, hacemos bien en considerar varias razones por las que los cristianos, y los pastores en particular, deben ejercitarse.

“Obediencia universal”

Una evidente y sostenida falta de disciplina en una o dos áreas de nuestra obediencia a Dios —como la oración, la asistencia a la iglesia, la hospitalidad— refleja muy a menudo una falta de disciplina en otras áreas de la vida cristiana. En el capítulo 8 de la famosa obra de John Owen sobre la mortificación, él señala que debemos aspirar a la sinceridad y a la diligencia en toda nuestra obediencia («una obediencia universal») si queremos tener éxito mortificando nuestro pecado.

Al referirse a 2 Corintios 7:1, Owen escribe:

La obra de Dios consiste en la obediencia universal… Si queremos hacer algo, debemos hacer todas las cosas. Así pues, lo que se acepta no es solo una intensa oposición a esta o aquella concupiscencia peculiar, sino un humilde estado y disposición universales del corazón, con vigilancia sobre todo mal y para el cumplimiento de todo deber (Works of John Owen [Obras de John Owen], 6:41-42).

Si un pastor, o cualquier cristiano de hecho, es tremendamente negligente en algún área de la vida —incluida la salud física—, nos preguntamos con razón si existe un patrón de negligencia general. Aunque el pecado interno está presente incluso en los cristianos más santificados, deberíamos mostrar un compromiso universal (es decir, total) con Dios en todos los mandamientos que nos quedan por cumplir (Jn 14:152123), sobre todo porque cumplir un mandamiento en particular es más difícil si uno está quebrantando activamente otros mandamientos.

Quebrantando el sexto mandamiento

¿Qué partes de las Escrituras nos mandan que cuidemos nuestro cuerpo?

El sexto mandamiento, «No matarás» (Éx 20:13), requiere que preservemos sabiamente nuestra propia vida y la de los demás. Si algo está prohibido en la ley, también se ordena lo positivo (ver, por ejemplo, la forma en que Pablo trata los mandamientos tanto negativa como positivamente en Efesios 4:25-32). Para preservar nuestra propia vida, debemos procurar alimentarnos bien, abstenernos de la glotonería y la embriaguez (Dt 21:20) y realizar ejercicios corporales adecuados, como caminar, hacer deporte o trabajo físico.

Los beneficios del ejercicio aeróbico y anaeróbico son evidentes. Especialmente para un pastor que pasa mucho tiempo sentado, el entrenamiento aeróbico y anaeróbico puede resultar crucial para la salud física y mental a largo plazo. Tanto el griego del Nuevo Testamento como tus músculos, «si no lo usas, lo pierdes».

Pablo también afirma la bondad del entrenamiento corporal, comentando que «trae algún provecho» (1 Ti 4:8 NVI). Diversos tipos de ejercicio pueden aliviar la ansiedad, el estrés y la depresión. La mayoría de los pastores, especialmente los fieles, necesitan todo el alivio posible del estrés. Además, al igual que el ejercicio puede liberar hormonas y neurotransmisores útiles, la obesidad en los hombres está relacionada con un nivel bajo de testosterona. La testosterona baja parece ser una nueva epidemia, incluso entre los hombres más jóvenes. Parte de esta tendencia puede explicarse por nuestros malos hábitos alimenticios y de ejercicio. La obesidad también provoca problemas cardiovasculares que pueden matar a alguien antes que si se hubiera mantenido en forma.

¿Le importaba a Jesús la salud física? Cualquiera que haya leído con atención los relatos de los evangelios comprenderá que nuestro Señor caminaba mucho, y a veces por distancias y terrenos que habrían requerido estar en buena forma física. Probablemente recorrió varios miles de kilómetros durante Su ministerio, con frecuentes viajes a Jerusalén para asistir a diversas fiestas. Su propia predicación muestra Su notable familiaridad con la creación de Dios.

Un pecado ignorado

Podemos denunciar la falta de actividad física entre los niños de hoy en día, muchos de los cuales tienen sobrepeso incluso en la escuela primaria (en parte debido a las innovaciones tecnológicas que permiten una estimulación sin parar). Pero los adultos no están exentos del uso excesivo de aparatos y de la falta de ejercicio físico. ¿Puede el ministro, con buena conciencia, hablar a los jóvenes desde el púlpito sobre su uso excesivo de los teléfonos y su falta de ejercicio, si él es igual de culpable?

Es probable que el ejercicio regular nos lleve a una mayor productividad, no a una menor, tanto a corto como a largo plazo

La pereza ministerial en el ejercicio físico, sustituida por comer en exceso, parece ser un pecado aceptable. Los pastores debemos ser ejemplos en nuestra conducta, es decir, en nuestro estilo de vida en general (1 Ti 4:121 P 5:1-3). Un pastor puede arremeter contra los males del alcohol, a veces mostrando un enfoque legalista del tema, mientras que prácticamente guarda silencio sobre el uso inmoderado de los alimentos. Tales ministros pueden ser el tipo de persona que Salomón nos advierte que evitemos: «No estés con los bebedores de vino, / Ni con los comilones de carne, / Porque el borracho y el glotón se empobrecerán, / Y la vagancia se vestirá de harapos» (Pr 23:20-21).

Ahora bien, los problemas de peso son un asunto complejo. Aunque muchos tienen sobrepeso debido a la autoindulgencia, no dudo de que mantener un peso es mucho más difícil para unos que para otros. Pero de nuevo, muchas inclinaciones pecaminosas son mayores luchas para algunos que para otros. Una persona naturalmente delgada puede tener otras proclividades ocultas hacia los pecados que no son tan obvias. Todos necesitamos trabajar más duro que otros en áreas de debilidad. Todos tenemos cruces específicas que llevar en nuestra santificación que, para otros, son una carga menor.

Un ministerio fructífero y lleno de vida

Afirmar que se está demasiado ocupado para hacer ejercicio es una excusa bastante pobre. Dios no es un jefe duro. Podemos ordenar correctamente nuestras vidas y lograr mucho con un poco de disciplina. Es probable que el ejercicio regular nos lleve a una mayor productividad, no a una menor, tanto a corto como a largo plazo. También se puede escuchar un libro o un podcast mientras se sale a caminar.

Los pastores tenemos muchas razones para comer bien y hacer ejercicio con frecuencia. Además de prolongar la duración de un ministerio fructífero, nos encontraremos con más energía para la labor vocacional a la que Dios nos ha llamado, y daremos un buen ejemplo a nuestro rebaño. Pero una vida de autoindulgencia nos pasará factura de muchas maneras, incluyendo la posibilidad de perder la capacidad de ministrar con energía.

Mientras nos ejercitamos y procuramos mantenernos sanos, también podemos encontrar formas únicas de disfrutar de Dios. Aprecia la belleza de Su creación mientras buscas lugares agradables para caminar, correr o montar en bicicleta. Medita en la gloria de Dios y disfrutar de Su bondad para con nosotros, que se manifiesta en más formas de las que imaginamos. No estamos demasiado ocupados para mantenernos sanos; de hecho, para seguir el ritmo de las inevitables exigencias del ministerio, no podemos permitirnos pasar por alto nuestra salud física.

El ejercicio y el ministerio pueden ser amigos. Por ejemplo, si un pastor puede hacer ejercicio jugando baloncesto, fútbol o algún otro deporte de equipo —en lugar de salir a pasear o correr en solitario— puede encontrar formas únicas de formar parte de su comunidad local y desarrollar relaciones en las que pueda compartir el evangelio. Aprovechar el tiempo es difícil, pero hacer ejercicio en un contexto social puede tener muchos beneficios para un pastor.

Dios nos da Sus mandamientos para ayudarnos, no para perjudicarnos. El sexto mandamiento nos ofrece la buena vida: una vida en la que cuidamos tanto de los demás como de nosotros mismos. Los pastores que cuidan de su cuerpo están cuidando y amando a su rebaño. No mates: es decir, preserva tu vida, dentro de lo razonable, según tus posibilidades. Serás más feliz en Dios, y Él será magnificado en tu vida y en tu iglesia por tu gozo enriquecido en Él.


Publicado originalmente en Desiring GodTraducido por Eduardo Fergusson.


1. Nota del traductor: “Paquete de seis”, puede ser en referencia a un abdomen plano y marcado, o a un paquete de seis cervezas. 

​Mark Jones es el director ministerial de Faith Vancouver Presbyterian Church (PCA) en Vancouver, British Columbia. Autor de varios libros, y coautor de Teologia Puritana.

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