Quiero que sepas que la oración que Jesús hizo esa noche en el monte de los olivos fue una oración anticipada Mateo 26:39. Es decir, El oró anticipando por algo que sabía que vendría en la voluntad de Dios y se preparó para ello. Esto es lo que quiero enfatizar y poner sobre vuestra conciencia que practiquéis, la oración anticipada.

Porque las batallas se pierden antes de pelearse; Puedes escribir esa línea en tu corazón y en tu memoria. La historia del mundo y la biografía la respaldarán, ya que las batallas siempre se pierden o se ganan antes de librarse. Fue cierto hace mucho tiempo, y sigue siendo cierto en las naciones de hoy. Todas las batallas se construyeron sobre algún tipo de anticipación y, en la anticipación.

En la preparación a menudo no se conoce completamente la dinámica de esa vendrá, pero la anticipación es importante porque nos ayuda a prepararnos. Para que el éxito se realice como cristianos debemos comprender que estamos en una batalla espiritual. Necesitamos anticipar una batalla espiritual todos los días, no entenderemos de antemano qué será esa batalla o de dónde vendrá, pero sabemos con certeza que estamos en una guerra y debemos estar preparados para esa batalla.

Cada día esa preparación sólo puede ser la oración. Hay que saber orar por las batallas. No entendemos del todo en el momento, más sabemos algo sobre la historia, si voy a mantenerme, tendrá que ser en la palabra de Dios, el apóstol Pablo señala esto en Efesios 6:10-18; especialmente en los versículos 11 y 12 “vístanse de toda la armadura de Dios para que puedas estar firme contra las artimañas del diablo. No tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernantes de las tinieblas de este siglo. Contra las huestes espirituales de maldad en los lugares celestiales…”,

nos ponemos la armadura de Dios y la anticipación de cualquier batalla espiritual que se nos presente. Debemos anticipar la batalla espiritual y el comienzo de esta anticipación es la oración. Muchos cristianos son sorprendidos por una batalla espiritual porque no siguieron las instrucciones de las Escrituras. Esto fue cierto en el caso de Israel, aunque en un nivel superior, en los tiempos del Antiguo Testamento encontrará que Israel nunca perdió una batalla cuando fue justo y oró, pero cuando entró en una batalla, llena de iniquidad y sin oración, nunca ganó. Israel nunca perdió una batalla el día que peleó, y nunca ganó una batalla en el día que ella luchó contra ello. Las batallas se ganan o se pierden mucho antes de librarlas. La oración anticipatoria nos prepara para dichas batallas.